La reciente entrada en vigor del nuevo contrato mercantil entre Telefónica de España S.A.U. y su red de empresas colaboradoras y los desastrosos resultados del traslado directo a las condiciones laborales de los trabajadores de estas últimas, hace que estos, los trabajadores de las contratas nos debamos replantear nuestra situación en este negocio, cómo y porqué hemos llegado hasta esta situación y cuales deben ser nuestras líneas de acción de forma colectiva.
Es un hecho que durante dos décadas hemos trabajado a destajo. Hemos aceptado el traslado directo del contrato de TESAU con las empresas colaboradoras como algo inherente al negocio, inevitable y hasta , en muchos casos, rentable para los trabajadores.
Durante este tiempo (quienes llevamos muchos años lo sabemos de buena tinta) los sucesivos contratos, revisiones de los baremos, aumento de obligaciones ligados a ciertas actividades, exigencias de calidad, etc. han ido mermando nuestro poder adquisitivo hasta llevarnos a una precariedad insostenible. Hemos aceptado las jornadas interminables (en la calle y despachos) a cambio de una retribución de carácter mercantil en una actividad laboral como algo normal, cuando no lo es.
El destajo es un engaño.
Vemos como desde siempre, cada vez se incluyen más tareas englobadas en cada actividad baremada y nada hace pensar que vaya a cambiar la tónica de los últimos 20 años. Movistar modifica a su conveniencia los baremos e impone nuevos procedimientos (pruebas finales, cgps, prefranqueos, bucles no aptos, centros de contención de bajas CAOL,…) que hacen que “producir” un punto sea cada vez más caro para el trabajador. La empresa colaboradora lo acepta sin rechistar y lo traslada al destajo que paga al trabajador, de manera que aquí todos ganan menos uno: Quien realiza el trabajo.
Cuando la empresa nos paga “a producción” no modifica nuestro salario base ni consolida ningún complemento, de manera que cuando ya no estamos llegando a cumplir sus imposibles objetivos, nos damos cuenta de que tenemos salarios miserables, propios de personal sin ninguna preparación.
Por esto es necesario que dejemos de “pensar en puntos” y empecemos a pensar “en derechos”. Nuestro objetivo ha de ser consolidar en nuestras nóminas salarios dignos a base de ir ganando pequeños complementos.
Valga como ejemplo el de nuestros compañeros del personal propio de Movistar: En 1973 un trabajador de Telefónica cobraba 38.000pts aprox (la mitad que un fontanero oficial de primera) En 2012 el mismo trabajador gana 2000 euros consolidados e inamovibles de su nómina. Si estos hubiesen trabajado a puntos en vez de pelear por consolidar sus complementos en nómina ahora no ganarían mucho más de 1000.
Debemos renunciar a los destajos porque son un engaño. Decirles a las empresas colaboradoras –“Yo no negocio puntos. Yo negocio salarios, complementos, horarios, vacaciones,… “
Ha llegado el momento de decir BASTA . Los trabajados subcontratados por TELEFONICA a través de las EECC debemos exigir el fin definitivo de los destajos y los puntos. Debemos comenzar con la reivindicación de los derechos fundamentales de cualquier trabajador y que ya consiguieron nuestros padres y que nosotros nos hemos dejado robar. A saber:
-El estricto cumplimiento de las leyes que regulan las relaciones laborales entre empresas y trabajadores (La Constitución Española, el estatuto de los trabajadores y los convenios colectivos provinciales)
-La implantación de calendarios y horarios laborales y su cumplimiento
-El pago de todas las horas extraordinarias a todo el personal, y su voluntariedad, salvo en casos de fuerza mayor.
-El reconocimiento de las categorías profesionales y certificación profesional de la experiencia para combatir el intrusismo.
-Un convenio colectivo digno, propio para el sector de las telecomunicaciones para que los compañeros trabajadores de subcontratas (con menos trabajadores y aún en peores condiciones) puedan verse protegidos por los compañeros de las contratas directas.
-El fin de la precariedad amparada en contratos laborales ligados a finales de obra, en una obra (el mantenimiento de la red telefónica) que dura ya desde que se inventó el teléfono.
-El fin de las prácticas mafiosas de las EECC que administran el trabajo en forma de premio o castigo, amenazan, despiden,…
-El reconocimiento de que SOMOS TRABAJADORES DE TELEFONICA DE ESPAÑA, quien ha interpuesto un mediador-comisionista, que es la empresa colaboradora.
-El final, en definitiva, de un sistema retributivo (LOS PUNTOS) que trasladan directamente al trabajador un contrato de mercantil de condiciones abusivas, y que además es totalmente ilegal, pues la ley prohíbe expresamente los destajos.
Pero el primero y más importante de los cambios a realizar está en nuestra propia mentalidad como trabajadores. Debemos de dejar de pensar que si nos bajan la exigencia de puntos se arreglará el asunto y asumir que los puntos son un engaño que nos ha hecho muy productivos para las empresas del sector mientras nos dejaban caer las migajas.
No se trata de bajar el objetivo, ni de pagar más caro el punto… Se trata de rechazar el pago por puntos y empezar a exigir una subida real de nuestros salarios, consolidada en nuestras nóminas y acorde con nuestra capacitación profesional.
Por todo lo anterior, se hace inevitable hacer frente con la única arma que está en nuestras manos: LA HUELGA.
Huelga para obligar a las empresas colaboradoras a sentarse frente a nuestros comités de empresa, con una voluntad real de llegar a acuerdos, y obligarlas a renegociar con Telefónica sus contratos o sucumbir.
Compañeros, seamos realistas: Telefónica necesita tanto a las empresas colaboradoras como estas a nosotros. Telefónica ha delegado en las empresas colaboradoras casi el 100% de su actividad y con esto se ha cavado su propia tumba. Si la HUELGA es a nivel estatal con un seguimiento masivo las cosas van a empezar a cambiar.
Las telecomunicaciones son un sector estratégico (tanto o más estratégico que el transporte de mercancías por carretera o combustibles). Los trabajadores del sector, unidos, podemos doblegar a un gigante como telefónica y su red de EMPRESAS ESCLAVIZADORAS. El daño y la repercusión de una huelga en el sector de las telecomunicaciones (Pensemos en los grandes clientes de Movistar) y su repercusión en los medios, será demoledor.
También hay que ser consecuentes, tener en cuenta que pueden intentar resistir el pulso con despidos, amenazas y coacciones en lugar de negociar, y entonces nosotros, los trabajadores debemos estar dispuestos a continuar hasta la victoria, convocando entonces la HUELGA INDEFINIDA en el sector hasta que se cumplan los objetivos que nos pongamos colectivamente.
También debemos tener claro que no admitiremos NINGÚN DESPIDO en represalia y que debe responderse a estos con el CESE TOTAL DE LA ACTIVIDAD en la provincia hasta la readmisión del compañero o compañeros despedidos.
No solo podemos poner fin a este conflicto de forma satisfactoria para nosotros; Es que DEBEMOS HACERLO si no queremos estar dentro de otros cinco o diez años hablando de lo mismo.
Solo la unión de todos los trabajadores de las empresas colaboradoras puede sacarnos de estas condiciones de precariedad e infratrabajo que padecemos, y solo una HUELGA puede mostrarnos la luz al final del túnel y obligar a las empresas colaboradoras a emprender el cambio en las condiciones laborales del sector de las telecomunicaciones.
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